LA CONTRACULTURA ES TORTURA ORWELLIANA
Las fuerzas dominantes siguen determinándonos la vida y en que términos la vivimos, por eso no ha cambiado nada. Fue una gran fuerza ilusoria y optimista a la que sucedió nuestra incertidumbre por precariedad. Algunos movimientos arraigados en la conciencia con afecto, al final concluyeron siendo una moda y una mercancía. Esto nos vuelve pesimistas además del dato de que un legado de la contracultura es que su fantasía y lemas han sido empleados por la publicidad comercial: Funeraria “La alegre vida”. Hoy, mentar la contracultura, es una tortura orwelliana.
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